2:00 AM

360 grados, dos veces por minuto; dos horas en mi cama.

30 grados afuera, 40 bajo el techo, 60 en mi cuerpo y 100 en mi cabeza.

Mi respiración y mi pulso corren más rápido que la madrugada.

Desconcentrado, disperso y ansioso por luz infiltrada y oscuridad sobrevalorada.

Floto en kilómetros de sábana y rozo tu rodilla imaginaria.

2:00 AM y me ciegan las llamas mentales.

Una vuelta más, un recuerdo más, un destello más de lo que dejó de ser.

Una hora menos, una ilusión menos, una vida menos de lo que quería ser.

El reloj maldice, el sudor empapa, la piel derrapa y el pánico acecha.

Callaron las estrellas y los monstruos bajo la cama ante el volumen de mis ideas. 

Calló también el viento dejando de soplar para mostrarme que nada se mueve ya, ni se moverá jamás, como mi memoria y como mis ganas de ti.


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