El tipo de mujer

Era el tipo de mujer que vivía fuera de las leyes de gravedad y de toda lógica terrenal. Era el tipo de mujer que volaba mientras yo soñaba. 

Ella volaba en vez de hablar. Apagaba fuegos gracias a un frío glacial en estado líquido. Por eso vivía tan sola; por eso migraba; por eso era temida. Yo, sin temer, la vi llegar desde lo alto a un lugar al que solo acceden las almas libres: un lugar sin espacio físico, sin tiempo ni viento que pudiesen frenar nuestros vuelos por la fricción de las pesadas capas de normalidad.

Me encontró solo al momento de descender. Seguramente me vio desde el aire comprimido pero respirable. Un aire áspero, rugoso, casi impenetrable. Un aire que parecía restringido para aquellos espíritus atrapados en la libertad.

Fue cuando me dio las alas que me permitieron brillar, viajar, volar y cegar a todo ser normal ajeno a mis estándares de fantasía: la felicidad, la gratitud y la locura que representa lo extraordinario.

Era el tipo de mujer  que no se vuelve a ver en un tipo de lugar en donde vive la mayoría.

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